Hoy celebro mi cumpleaños. Habrá un montón de periodistas,
blogeros y gráficos. A algunos, ya los conozco, vienen todos los años. Otros,
vendrán por primera vez. Este año habrá muchos más de lo normal, porque este
año es especial. Cumplo 18 años, la edad a la que podría sacarme el carnet de
conducir.
Seguro que una de las primeras preguntas que me harán será
precisamente esa, si tengo pensado apuntarme a la autoescuela y sacarme el
carnet de conducir. Lo hará alguno de los reporteros de las primeras filas, con
sorna, y todos nos reiremos de la ocurrencia.
Sé lo que es una autoescuela. Me lo han contado un motón de
veces. También sé lo que es un coche. Cuando cumplí 15 años me llevaron al
museo que hay en la parte oeste de la ciudad.
Después de hablar de autoescuelas y de carnets, seguramente
pasaremos a las preguntas habituales. Y claro, a las respuestas habituales….
Sí, me sorprende mucho lo de los altísimos niveles de CO2 en el aire, y lo de
los accidentes de tráfico (accidentes, vaya palabra). Y sobre todo, me
sorprende que todo esto ocurriera sin que la gente protestara o hiciera algo.
Me han contado (y he visto películas) cómo eran las calles,
pero aun así, me cuesta imaginármelo. Por ejemplo, ¡No podías ir por dónde
quisieras! Había como unos senderitos (aceras, creo) por los que podías caminar
y ya, punto, no había más espacio para ir andando de un sitio a otro. ¡¡Esos
senderitos ocupan menos espacio de lo que hoy en día ocupan los Transporvías!!
Y no podías cruzar por donde quisieras, ni cuando quisieras. Además, por lo
visto, había mucho ruido. Tanto que no se debía poder escuchar los pájaros.
Bueno, al parecer, ni siquiera se escuchaba a la gente hablar. Y olía mal. Y
además, como la calle estaba rodeada de coches por todos los lados, directamente,
era como si las calles fueran más pequeñas de lo que en realidad son. Había
menos espacio. Vaya, lo que se dice un caos.
Pero a pesar de todo, aunque estas cosas aún nos siguen
sorprendiendo, lo que más nos choca a mí y a los que nacieron después que yo, es
lo de la energía. En lugar de producirla, el coche, era un aparato que
¡consumía energía! Fijaros, para que un coche se pudiera mover, antes, había
que ir un lugar a miles de kilómetros (a veces en mitad del mar nada menos),
llevar hasta allí un montón de máquinas para hacer un agujero súper profundo,
sacar petróleo, transformarlo tres o cuatro veces con procesos super complejos,
tráerlo hasta aquí y echárselo al coche! ¡¡¡De locos!!!
Más o menos todos los años cuento lo mismo. A la gente de
los medios de comunicación y redes, les encanta escuchármelo decir. Para mí a
veces resulta un poco aburrido, sí, pero no me importa. Sé (y ellos también lo
saben) que no soy distinto al resto de mi generación, y que cualquiera podría
estar ocupando mi lugar. Pero también sé, que para bien o para mal, soy yo, y
sólo yo, el primer ser humano nacido tras la abolición del vehículo a motor
como medio de transporte. Y lo asumo.
La Mujer del Tiempo.
Felicidades!
ResponderEliminarMuchas gacias!!!
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