En 1896, Susan B. Anthony, una de
las líderes del movimiento sufragista en Estados Unidos y en Europa, dijo en
una ocasión “La Bicicleta ha hecho más que nada y más que nadie por la
emancipación de las mujeres en el mundo”.
Y esto lo dijo, porque la Bicicleta,
popular desde hacía tan sólo unos pocos años, sirvió para dar a las mujeres un
puntito de libertad (esa que siempre da la bicicleta), que desde luego no
tenían. Y sirvió para que se empezara a hablar de sexualidad femenina (por el
simple hecho de que el sillín va donde va), que algunos se empeñaban en que no
tuvieran. Y para que pudieran ir por la calle con pantalones y bombachos (y no
obligatoriamente con los corsés encorsetada y moralmente obligatorios).
Y también sirvió la Bicicleta
para otras grandes proezas. Como demostrar que una mujer de aquella época era
capaz de conseguir algo casi imposible de conseguir por cualquier persona de
nuestra época: Dar la vuelta al mundo, en bicicleta, saliendo sin un duro en el
bolsillo, volviendo antes de 15 meses, y llegando con 5000 dólares (de la
época) en ese bolsillo que estaba vacío a la hora de salir. Annie Cohen
Kopchovsky fue capaz.
Hoy en día, la Bicicleta sigue
sirviendo. Así, a un grupo de valientes afganas les sirve para (además de
disfrutar de una gran pasión) luchar contra la terrible situación en la que se
encuentran las mujeres en su país. Un país en el que es tan inimaginable,
desafiante y peligroso que una mujer monte en bici, que ni siquiera está
prohibido (como sí lo está en otros lugares del planeta por ejemplo en Corea
del Norte). Es la Selección Femenina de Ciclismo de Afganistán, que con su
empeño y fortaleza están empezando a obtener logros que van más allá de lo
estrictamente deportivo.
Y en Estados Unidos, lugar donde
no está prohibido montar en bici, desde hace unos años, cientos de mujeres se
reúnen con sus bicicletas y sus sonrisas en la Clitoral Mass (una versión
feminista de la conocida Masa Crítica). Lo hacen para pedir un mundo de verdad
libre de machismo e injusticias. Y también para recordar y festejar su PODER.
¿El poder de las bicicletas? No,
desde luego que no.
EL PODER DE LAS MUJERES.
La Mujer del Tiempo.
(Clitoral Mass aquí. El resto, en
el libro Biciosos, de Pedro Bravo)
- Mi querida Jennie, ¿para qué
demonios es ese traje de bicicleta?
- Pues para llevarlo, claro,
- ¡Pero tú no tienes bicicleta!
- No, ¡pero tengo una máquina de
coser!
(Publicación de la revista
satírica ‘Punch’, 1895)
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