Hace unos días nos acercamos al barrio de Garrido y hemos tenido una sensación extraña. El aspecto de la calle Los Cedros daba la impresión de estar totalmente alejada del orden y llena de caos. Peatones caminando por el asfalto, comerciantes pendientes de los obreros, polvo, incertidumbre......
Nos incomoda además ver cómo se están reformando calles a todo trapo en la ciudad durante estos meses y, sobre todo, comprobar cómo en las aceras se aplican diseños y distribuciones de cualquier manera. En Los Cedros ¡no se ha aumentado la anchura de las aceras!, faltan orejan peatonales en los cruces que garanticen la seguridad peatonal... Pero es que ni siquiera se está garantizando el tránsito peatonal durante las obras..
Si a nadie parece importarle lo más mínimo. Pues que así sea. Reformas que por cierto, nos dejarán las aceras exactamente iguales a las que teníamos otros 40 años. Eso sí, con la salvedad de que pisaremos sobre nuevo....(y sobre mojado).
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